miércoles, 29 de junio de 2011

Algo sobre el orden sacerdotal:



El Orden Sacerdotal es un sacramento que, por la imposición de las manos del Obispo, y sus palabras, hace sacerdotes a los hombres bautizados, y les da poder para perdonar los pecados y convertir el pan y el vino en el Cuerpo y en la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
El sacramento del orden lo reciben aquellos que se sienten llamados por Dios a ser sacerdotes para dedicarse a la salvación eterna de sus hermanos los hombres. Esta ocupación es la más grande de la Tierra, pues los frutos de sus trabajos no acaban en este mundo, sino que son eternos.
La vocación al sacerdocio lleva consigo el celibato, recomendado por el Señor. La obligación del celibato no es por exigencia de la naturaleza del sacerdocio, sino por ley eclesiástica.
La Iglesia quiere que los candidatos al sacerdocio abracen libremente el celibato por amor de Dios y servicio de los hombres.
La Iglesia quiere a sus sacerdotes célibes para que puedan dedicarse completamente al bien de las almas, sin las limitaciones, en tiempo y preocupaciones, que supone sacar adelante una familia.
El sacerdote debe estar libre para dedicarse, cien por cien, al cuidado de las almas.
Aunque es verdad que en algún caso una esposa podría ayudarle, también es verdad que en otros muchos, una esposa podría absorberle su tiempo por estar enferma física o psíquicamente, o por exigir de él mayor atención, etc.
Y por supuesto, los hijos exigirían de él, no sólo tiempo, sino destinos en los que la educación de ellos fuera más fácil, o evitar atender a enfermos contagiosos, etc.
Es decir, el sacerdote sin familia está más libre para el apostolado; y la Iglesia, en más de dos mil años de experiencia, así lo ha advertido, y por eso exige el celibato a sus sacerdotes.
Pero, sobre todo, el celibato sacerdotal tiene un fundamento teológico: Cristo fue célibe, y el sacerdote es "alter Christus", es decir, otro Cristo.
El amor de Jesucristo es universal, igual para todos; sin los exclusivismos propios del amor matrimonial. Así debe ser el amor del sacerdote.
La vocación no consiste en recibir una llamada telefónica de Dios. Si un muchacho tiene buena salud (no es necesario ser un super-man ), es capaz de hacer estudios (no es necesario ser un genio), puede vivir habitualmente en gracia, con la ayuda de Dios (no hace falta ser ya un santo), tiene buena intención (no se trata de buscar el modo de ganarse la vida ) es decir, busca su propia perfección y la salvación de las almas, debe preguntarse si Dios le llama al sacerdocio.
No se trata de preguntar me gustaría ser sacerdote? sino, me querrá Dios sacerdote?.  En caso de duda preguntar a persona imparcial y formada.
Hay que pedirle a Dios que haya muchas vocaciones sacerdotales y religiosas, pues hacen falta muchos párrocos, muchos misioneros, predicadores, confesores, maestros, etc., y también muchas Hermanitas de los Pobres, de la Caridad, en los hospitales, en los asilos, religiosas en las escuelas, colegios etc.; y otras en los conventos de clausura que alaben a Dios y pidan por los pecadores.
Por eso es un gran apostolado ayudar económicamente a la formación de futuros apóstoles, y a los conventos de clausura.
Todos debemos pedir a Dios que sean muchos los jóvenes que sigan la voz de Dios, pues hacen falta muchos y buenos sacerdotes y religiosos.
Los padres de familia tienen obligación grave de dejar en libertad a sus hijos que quieran consagrarse a Dios. Pero también sería pecado -y gravísimo- el inducir a sus hijos, por motivos humanos, a abrazar, sin vocación, el estado eclesiástico.
Los padres deben cuidar de no presionar a sus hijos en la elección de una profesión y estado de vida.

sábado, 11 de junio de 2011

LOS SACERDOTES CATOLICOS NO SE PUEDEN CASAR Y QUIERES SABER PORQUE?

Algunos cultos protestantes se empeñan en decir que los sacerdotes católicos no contraen matrimonio porque le tienen miedo a ello y que es precisamente por esa razón que optan por la vida sacerdotal, otros afirman que no tienen la capacidad de educar correctamente a sus hijos, que son los menos indicados para hablar de problemas familiares si no tienen la experiencia suficiente pero ya daremos algunas respuestas con respecto a esto
Jesús mismo instituyó el Celibato en la Santa iglesia que Él mismo fundó hace 2000 años.

Los Sacerdotes católicos, además de ser los únicos que pueden consagrar el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, son los únicos que SI obedecen el mandato de Jesús cuando dijo:

Si alguno quiere venir a mí y no se desprende de su padre y su madre, de su mujer e hijos, de sus hermanos y hermanas, e incluso de su propia persona, NO PUEDE SER DISCIPULO MIO. (Lucas 14,26).
Por haber recibido ese don de la castidad recibe el don de orientar a las personas, primero por la iluminación del espíritu Santo y segundo por el grado de preparación intelectual que ha recibido a lo  largo de su estadía en un seminario.

A continuación presento a través de este blogger  una encuesta realizada por un obispo diocesano, observaremos y deduzcamos que tienen en común todas las opiniones
 S. E. Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio
Hemos preferido ahora ir a la calle y preguntar a la vida, a la gente que bulle en el calor de la existencia. Buscamos seis personas, con diferentes situaciones vitales, y les hicimos a cada una tres preguntas, las mismas a todas: ¿qué es un sacerdote para usted? ¿hay necesidad de sacerdotes en el país? ¿por qué?
INTRODUCCIÓN

No son éstas conclusiones que se han sacado a partir de fríos números de unas estadísticas. Se hubiera podido haber hecho así. Pero no. Hemos preferido ahora ir a la calle y preguntar a la vida, a la gente que bulle en el calor de la existencia. Buscamos seis personas, con diferentes situaciones vitales, y les hicimos a cada una tres preguntas, las mismas a todas:
A. ¿Qué es un sacerdote para usted?
B. ¿Hay necesidad de sacerdotes en la República Dominicana?
C. ¿Por qué? Digamos tres razones. He aquí sus respuestas:

1.AMA DE CASA. A. “El sacerdote es un servidor del pueblo de Dios. Un hombre entregado, que se da a los demás y ayuda a resolver problemas… Lo tengo en un punto muy elevado… Es especialmente llamado por el Señor”.
B. “ ¿Que si hay necesidad de sacerdotes? ¡La hay! Pero muchísima necesidad! Muchísima.”
C. “Los sacerdotes son necesarios,
Porque sin sacerdotes no captaríamos el mensaje del Señor.
Seríamos un pueblo descarriado, sin orientación.
Sin sacerdotes nos encontraríamos tristes… Nos ayudan a vivir la fe”.

2. EL COMERCIANTE. Así nos habla un comerciante respondiendo a nuestras preguntas:
A. “El sacerdote es un hombre llamado por Dios para representar a Cristo, predicar la palabra y administrar los sacramentos. Es la persona en la que tenemos confianza y de quien los creyentes esperamos todo lo mejor”.
B. “¡Andaaa…! ¿Que si necesitamos sacerdotes? Si no podemos conseguir más, tendremos que hacerlos de barro!”
C.“Considero que el sacerdote es necesario, porque es quien nos explica, nos da a conocer el Evangelio.
Las comunidades tienen ansias de que el sacerdote las visite y no hay suficientes.
Los que hay no alcanzan para los trabajos, que tenemos en la Iglesia”.

3. SOY EMPLEADO, Después de esta autopresentación, el chiripero responde con mucho gusto:
A. “El sacerdote es el hombre que tiene poder de Dios para educar la comunidad y el pueblo. Abarca todos los problemas que nuestra cruda realidad nos impone”.
B. “¡Hacen falta muchos sacerdotes!”.
C.“Tenemos necesidad de sacerdotes, porque si no se enfrentan los problemas en las comunidades, es por falta de sacerdotes.
Son demasiados los trabajos, las necesidades y pocos los sacerdotes para trabajar.
Hay demasiada gente, comunidades que todavía están dormidas por falta sacerdotes”.

4. EL AGRICULTOR. Dejamos la ciudad, y nos metemos en el campo. Brilla el sol. Hay piña y lechosa. Y un agricultor que se expresa con espontaneidad:
A. “Para mí es un orientador de los hombres, tanto en la vida religiosa como en lo social. Es el hombre escogido por Dios para conducir a los hombres a un camino cristiano. Es el hombre que representa a Cristo, es un padre a quien comunicamos con confianza nuestras cosas, nos ayuda a practicar la fe y la reconciliación con Dios, y hace cristianos a nuestros hijos”.
B. “Sí, hay mucha necesidad, me los encuentro poquitos”.
C. “Veo que son necesarios más sacerdotes, porque todavía hay muchas ovejas sin pastor. Faltan más que lleven la Palabra de Dios.
En nuestras comunidades la gente está ciega (aunque tenga fe) por falta de orientación del sacerdote.
Donde hay sacerdotes con seguridad se practica la Palabra de Dios”.

5. UNA PROFESIONAL. Frente a su escritorio, un poco extrañada por nuestras preguntas, nos contesta una profesional. Esta vez una trabajadora social:
A. “Para mí es un ministro de la Iglesia. Representa a Cristo en la tierra. Lleva la doctrina de Cristo.
Hombre capaz de ajustarse a las normas, que le somete la Iglesia, para ejercer su misma función. Es una persona especial, sacrificado, honesto, maduro, consciente… Es muy especial dentro del conglomerado social. Es un hombre muy humano, muy espiritual, que inspira paz y apoyo moral, humano y espiritual”.
B. “¡Claro que hacen falta! Naturalmente que veo como problema el surgimiento de vocaciones, frente al dramático mundo familiar y a los grandes cambios de la sociedad. El mundo se torna cada vez más complicado. Pero hacen falta sacerdotes”.
C. “Considero que frente a la crisis del mundo, faltan sacerdotes que busquen solucionar los conflictos mundiales, los problemas familiares, iluminándolos en el Evangelio.
El sacerdote da toque de vida sobrenatural al hombre, que se ha dejado llevar por el materialismo de hoy. Hace que el hombre dé a su vida un rumbo diferente.
El sacerdote en nuestra sociedad (católica por historia y por cultura) permite y colabora para que se conserven los valores y creencia”.

6. EL JOVEN QUE ASPIRA A SACERDOTE. Finalmente, nos dirigimos a un joven estudiante, al que un día le gustaría ser sacerdote. Resume nuestras tres preguntas así:
A. “Hacen falta muchos sacerdotes que luchen por la Evangelización de Cristo, por llevarla a todas partes del universo, que trabajen por un mundo de justicia y amor; que sean sacerdotes que luchen por la unión fraterna entre los hombres; que se amen, que amen y se dejen amar”.
B. “Aunque ha aumentado considerablemente el número de sacerdotes, sin embargo no alcanzan para el trabajo que tienen que realizar, por lo que no pueden atender mejor a todas las comunidades que necesitan ser apoyadas por estos profetas de Dios”.
C. “Yo sí veo que son necesarios, ¿Por qué? Hay muchas parroquias e iglesias solas o con un sacerdote con varias comunidades que atender.
Sacerdotes que, como Cristo, digan siempre la verdad, que ayuden a salvar a los demás. Hacen falta sacerdotes para atender a tantos pobres que lo necesitan, a los enfermos, a los tristes y humillados. No hay sacerdotes para atender a tantas cosas que necesitan ser observadas y enfrentadas, en este rebaño necesitado de ovejas…
En fin, hacen falta sacerdotes, ya que el pueblo de Dios no tiene pastores auténticos y suficientes que puedan atenderlo, cuidar bien de él, que como Cristo pastoreen a sus ovejas”.

7. HAGAMOS NUESTRAS REFLEXIONES. Cada uno puede hacerse esas mismas preguntas:
¿Qué es un sacerdote para mí? ¿Hay necesidad o no? ¿Por qué?
De todas maneras, cualquiera que pueda ser nuestra respuesta personal, notemos algunos aspectos que nuestros encuestados destacan:
Afirman que es un hombre escogido por Dios especialmente.
Reconocen que es una vocación no muy común, pero sí decididamente necesaria en la Iglesia y en la sociedad.
Ven al sacerdote como un hombre de Dios y de su pueblo. Si bien es verdad que cumple una misión de Dios, no la puede realizar sin un pueblo.
Aunque conocen que es un hombre limitado, como todo hombre, sin embargo, ven en él lo que verdaderamente representa: a Cristo.
A estas reflexiones, agreguemos las siguientes, tomadas de los obispos latinoamericanos, del Documento Conclusivo de su V Conferencia General, Aparecida, #193, 198 y 199.
“El Concilio Vaticano II establece el sacerdocio ministerial al servicio del sacerdocio común de los fieles, y cada uno, aunque de manera cualitativamente distinta, participa del único sacerdocio de Cristo. Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, nos ha redimido y nos ha participado su vida divina. En Él, somos todos hijos del mismo Padre y hermanos entre nosotros. El sacerdote no puede caer en la tentación de considerarse solamente un mero delegado o sólo un representante de la comunidad, sino un don para ella por la unción del Espíritu y por su especial unión con Cristo. “Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y puesto para intervenir a favor de los hombres en todo aquello que se refiere al servicio de Dios” (Hb 5,1).
“El sacerdote, a imagen del Buen Pastor, está llamado a ser hombre de la misericordia y la compasión, cercano a su pueblo y servidor de todos, particularmente de los que sufren grandes necesidades. La caridad pastoral, fuente de la espiritualidad sacerdotal, anima y unifica su vida y ministerio. Consciente de sus limitaciones, valora la pastoral orgánica y se inserta con gusto en su presbiterio”.
“El pueblo de Dios siente la necesidad de sacerdotes-discípulos: que tengan una profunda experiencia de Dios, configurados con el corazón del Buen Pastor, dóciles a las mociones del Espíritu, que se nutran de la Palabra de Dios, de la Eucaristía y de la oración; de sacerdotes-misioneros, movidos por la caridad pastoral: que los lleve a cuidar del rebaño a ellos confiados y a buscar a los más alejados predicando la Palabra de Dios, siempre en profunda comunión con su Obispo, los demás sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas y laicos; de sacerdotes-servidores de la vida: que estén atentos a las necesidades de los más pobres, comprometidos en la defensa de los derechos de los más débiles y promotores de la cultura de la solidaridad. También de sacerdotes llenos de misericordia, disponibles para administrar el sacramento de la reconciliación”.

CONCLUSIÓN
CERTIFICO que las respuestas sobre el sacerdote en República Dominicana, dadas por una ama de casa, un comerciante, un desempleado chiripero, un agricultor, un profesional y un joven aspirante al sacerdocio, arriba transcritas, son citas textuales de las mismas.
DOY FE, en Santiago de los Caballeros, a los 7 días del mes de septiembre del año del Señor 2008.
† Monseñor Ramón de la Rosa y Carpio 

Presidente de la Conferencia del Episcopado

Y ahora... algo sobre la eucaristía.

El catecismo de la iglesia católica  en la página 452 dice: “la eucaristía es “fuente y cima de toda la vida cristiana” eso quiere decir que los demás sacramentos dependen de ella y por lo tanto giran en torno a su misterio de salvación.
Es pues la eucaristía es quien da vida y plena existencia a la iglesia católica, no se puede hablar de iglesia sino se tiene por encima de ella el misterio de Jesús ya que es precisamente desde el momento de la ultima cena que se profesa la fe que Cristo profeso, y es desde ahí que se puede hablar de la verdad propiamente dicha que es el Hijo de Dios hecho hombre con el fin de buscar la redención de la humanidad que había sido destruida por el engaño del pecado y que por desobediencia cayó en el daño del pecado.
En esta afirmación de que la eucaristía es fuente y cima de la vida cristiana se puede prestar para que se presenten controversias entre quienes profesan diversidad de credos ya que la definen con un tinte muy católico y suelen afirmar que la eucaristía es un acto de herejes razón por la cual según ellos se cae en contradicción en cuanto a la veneración de este sacramento o a mismo Jesús pero sin tener en cuenta que se refiere a la misma sustancia por tanto es en la eucaristía donde se encuentra o se da plenitud a la fe que se profesa.
Es en este sacramento donde se da plenitud a la vida de los valores que todo ciudadano posee, por tanto y  sabiendo que los valores proporcionan a los miembros de la Iglesia los parámetros para vivir correctamente se puede afirmar que la caridad proporciona el dominio suficiente para elevar la persona a una esfera más amplia la cual le permita acercarse un poco a Dios de una forma personalizada y segura de sí misma.

jueves, 2 de junio de 2011

¿Conocemos las normas de la iglesia?


LOS 10 MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS 

El primero, amarás a Dios sobre todas las cosas.
El segundo, no tómarás el nombre de Dios en vano.
El tercero, santificarás las fiestas.
El cuarto, honrarás a tu padre y a tu madre.
El quinto, no matarás.
El sexto, no cometerás actos impuros.
El séptimo, no hurtarás.
El octavo, no dirás falso testimonio ni mentirás.
El noveno, no consentirás pensamientos ni deseos impuros.
El décimo, no codiciarás los bienes ajenos.

Estos diez mandamientos se resumen en dos:
Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.



MANDAMIENTOS DE LA SANTA MADRE IGLESIA

El primero, oír Misa entera todos los domingos y fiestas de precepto.
El segundo, confesar los pecados mortales al menos una vez al año, en peligro de muerte y si se ha de comulgar.
El tercero, comulgar al menos por Pascua de Resurrección.
El cuarto, ayunar y no comer carne cuando lo mande la Santa Madre Iglesia.
El quinto, ayudar a la Iglesia en sus necesidades.



Argumentos


¿Se  deben  bautizar  los  niños?

Queridos hermanos:
La mayoría de las familias católicas piden el bautismo cuando recién les ha nacido el hijo. Y cuando uno pregunta: «¿por qué bautizan a los niños?», nos dan varias razones. Desgraciadamente no siempre son las mejores razones, por ejemplo: «porque siempre se ha hecho así»... «para que la guagua no sea mora»... «para que la guagua se mejore»...«para hacer una fiesta...»
Las familias realmente cristianas piden el bautismo porque los padres viven con alegría su fe, como el mejor regalo de Dios, y desean lo mismo para sus hijos.
Queridos hermanos: en mi carta anterior les he explicado que el bautismo cristiano, por el poder del Espíritu Santo, nos hace nacer como hijos de Dios, nos convierte en cristianos y nos integra como miembros vivos de la Iglesia.
Meditando bien la Biblia nos damos cuenta de que debemos considerar el bautismo de adultos como la práctica más frecuente en la Iglesia primitiva, pero, actualmente, vemos que la mayoría de los padres católicos desea el bautismo para sus hijos cuando son pequeños, y no quieren privar al niño de este gran don de Dios. ¿Hay razones en favor del bautismo de niños? ¿Qué nos enseña la Biblia?

1. El bautismo de niños es una práctica muy antigua en la Iglesia.
El bautizar niños era una costumbre ya por el año 200 y se piensa que desde los primerísimos tiempos de la Iglesia ha existido esta práctica.
En la Biblia no encontramos textos en contra del bautismo de los niños. Sin embargo, hay indicaciones en las cuales está implícita la práctica de bautizarlos.
En la carta a los Corintios el Apóstol Pablo dice: «También bauticé a la familia de Estéfanas» (1 Cor. 1, 16), y se supone que en una familia hay niños.
En los Hechos de los Apóstoles, Pablo nos narra cómo él bautizó en la ciudad de Filipos a una señora, llamada Lidia, «con toda su familia» (Hech. 16, 15).
Y refiriéndose al carcelero de Filipos, también dice: «Recibió el bautismo él y todos los suyos» (Hech. 16, 33).
Esta práctica de bautizar los niños ha existido desde los comienzos en la Iglesia, y el mismo Lutero, fundador del protestantismo e inspirador de las iglesias evangélicas, admitió el bautismo de niños porque ellos son bautizados en la fe de la Iglesia.

2. ¿Qué razones hay en favor del bautismo de los niños?
Existe un buen número de razones para ello: Los niños también son acogidos por el amor de Dios, los niños pequeños pueden ser incorporados al misterio de Cristo y ser acogidos en la fe de la Iglesia. Por supuesto que los padres cristianos deben aceptar el compromiso de educar a sus hijos cristianamente, y en esta tarea han de colaborar los padrinos y la comunidad cristiana.
Analicemos estas y otras razones en favor del bautismo de los niños.

3. El actuar de Dios es anterior a nuestro actuar y a nuestra fe.
No debemos pensar que Dios comienza a amarnos una vez que hemos manifestado conscientemente nuestro amor y nuestra fe en El. El amor de Dios es anterior a nuestra iniciativa de amar: «Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes de que nacieses te había consagrado» (Jer. 1, 4-5); (Is. 49, 1). «En esto está el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó primero» (1Jn 4, 19).
Ahora bien, cuando la Iglesia bautiza a los niños chicos, expresa con ello la convicción de que ser cristiano significa ante todo un don gratuito de Dios. Dios nos ama antes de que nosotros hagamos cualquier cosa por El. Entendiendo así las cosas, el bautizar a los niños es auténticamente bíblico y manifiesta la gratuidad del amor de Dios que rodea toda nuestra vida. Pensar que Dios se comunica solamente por medio de una fe consciente sería limitar el poder de Dios.

4. La fe de la comunidad es la única condición para el bautismo del niño
El bautismo es antes que nada el sacramento de la fe. Ahora bien, algunos dirán que el niño todavía no puede proclamar conscientemente esta fe en Cristo. Entonces, ¿no sería mejor esperar hasta que el niño llegue a ser adulto y proclame por sí solo su fe cristiana?
No olvidemos que el bautismo no es un puro signo de fe; el bautismo también es «causa de fe» y produce como efecto en el bautizado «la iluminación interior». Sin duda, la gracia recibida en el bautismo, el poder del Espíritu Santo con sus dones y la fe que irradia una familia cristiana ayudarán a que el niño, poco a poco, responda con una fe libre y personal.
La Iglesia, y muy concretamente los padres y los padrinos, puede tomar el lugar del niño; el niño que es bautizado no cree todavía por sí mismo, sino por medio de otros, por la fe de la Iglesia o de la comunidad cristiana. Por eso se suele decir que «los niños son bautizados en la fe de los padres y en la fe de la comunidad cristiana». Por supuesto que la Iglesia siempre pide el compromiso a los padres y padrinos para que lo eduquen cristianamente.
Entendido así, el bautismo de niños es un «privilegio» que la Iglesia siempre ha concedido a las familias cristianas en atención a la fe de los padres y padrinos.

5. Es malo dejar al niño sin rumbo y sin religión
Algunos dicen que no es justo imponer a los niños la religión: «El niño no puede razonar y debe esperar hasta que sea adulto para optar libremente por el bautismo...»
Es verdad que un niño recién nacido no puede razonar. Pero es una ilusión esperar hasta que el niño pueda razonar para elegir libremente una religión.
Sería un error muy grave que los padres dejasen al niño sin religión, sería lo mismo que dejarlo sin rumbo en la vida. Esto no significa «imponer» una religión. Cada niño nace y crece en el ambiente que le es dado nacer. Crece en una familia que le comunica los grandes valores de la vida sin que el niño lo pida. Esperar hasta que el niño como adulto elija por sí mismo los valores de la vida, sería dejarlo crecer sin rumbo. Hay tantas cosas que la vida da a los niños sin que ellos lo hayan pedido. Ellos no pueden elegir a los padres, no pueden elegir el ambiente, ni su lengua, ni sus cultura. Pero esto no es una limitación sino algo muy natural. La realidad de no imponer nada al niño simplemente no existe. En una vida normal son primeramente los padres los que tienen que tomar por sus hijos las opciones indispensables para toda la vida.
Los buenos padres de familia siempre desean comunicar a sus hijos los grandes valores de la vida. Ahora bien, la fe cristiana de una familia es, sin duda, un don divino y lo más normal es que los padres deseen comunicar este don a sus hijos. ¿Por qué, entonces, privar a los niños de este bien? Un niño sin ninguna educación en la fe de sus padres, parte sin rumbo durante los primeros años de su vida y difícilmente encontrará el camino para crecer en la verdadera libertad hacia una decisión personal.

6. Y ¿cuándo empieza la fe en nuestra vida?
Imposible contestar a esta pregunta, como tampoco se puede contestar a la pregunta de cuándo empezamos a amar.
La fe es como el amor. Tiene que ser suscitada. Y crece, sin que se advierta, desde el primer contacto de los padres con el niño. No sabemos cuándo el niño empieza a amar. Sería absurdo. Lo mismo pasa con la fe. No se debe esperar hasta el día en que el niño empiece a manifestar alguna inquietud al respecto. Así como no se puede poner fecha al comienzo del amor, tampoco se puede poner fecha al comienzo de la fe, como tampoco los padres pueden esperar a darle comida al niño hasta que el niño decida lo que va a comer.
Lo mismo pasa con el idioma y con el nombre que nuestros padres nos dan. Son cosas anteriores a la libre elección... La comida, el nombre, el idioma y la vida son un bien. Y los padres para entregar este bien no esperan la aprobación de su hijo, sino que se lo dan en forma anticipada. De igual manera la fe y el Bautismo son un bien y por ello los padres deciden y dan este bien a sus hijos antes que ellos tengan uso de razón.
Decíamos que para llegar a la existencia los papás no preguntaron al niño si quería vivir o no, porque se supone que la existencia es un bien, es un regalo... de igual manera la vida divina es un bien y un regalo, y los papás se lo conceden al niño porque ellos desean lo mejor para sus hijos.

7. Consideración final
El niño pequeño forma parte de una familia, de una comunidad y nunca es demasiado chico para inculcarle la Fe. ¿No es verdad que Jesús abrazaba a los niños y los bendecía? Jesús no esperaba que los niños estuvieran conscientes y pidieran este amor. «Dejen que los niños vengan a mí, no se lo impidan» (Mc. 10, 13-14). La Iglesia Católica sigue bautizando a los niños pequeños porque está convencida de que los pequeños pertenecen a Dios. Además el niño vive dependiendo de los adultos que le rodean.
La fe del niño tendrá futuro si existe el compromiso de los padres de transmitir la fe a sus hijos. Sin este compromiso la Iglesia prefiere postergar el bautismo hasta que se den las condiciones necesarias. Pero con toda seguridad podemos decir que cuando los padres creyentes piden el bautismo, piden algo bueno y razonable y este sacramento seguirá siendo el camino más adecuado para una futura vida cristiana.

sábado, 28 de mayo de 2011

Hablemos del sacramento del Bautismo

En el año 2011 durante el contexto de la misión continental la iglesia diocesana de Socorro y San Gil siguiendo el desarrollo del PDRE (Proceso Diocesano de renovación y evangelización) ha querido hacer énfasis en el sacramento del Bautismo, por eso a través de este medio encontraremos grandes aportes para nuestra vida cristiana que conciernen con este sacramento.